Soy tóxica y quiero dejar de serlo

“Soy una mujer de 37 años y me he dado cuenta desde hace poco de que soy una persona tóxica…y me gustaría dejar de serlo. Lo peor de mí sale en el trabajo, hago constantes críticas y comentarios negativos a mis compañeros, y después de la jornada laboral, analizando el día, me doy cuenta de que he actuado mal y me siento mal. Además, creo que a medida que pasa el tiempo estos aspectos negativos se están acentuando. Esto me ha causado múltiples problemas con mis compañeros y jefes y lo peor de todo es que estoy notando que esa actitud está empezando a afectar a mi vida personal. Me gustaría saber qué podría hacer para llegar a ser la persona que quiero ser, si hay alguna lectura que pudiera ayudarme o si sería necesario acudir a un psicólogo”

Un testimonio real que coincide con situaciones que me he encontrado en talleres que he organizado en empresas, en los que me han contratado para trabajar la Actitud, Compromiso y el Trabajo en equipo.

Son casos en los que existe un ambiente conflictivo ocasionado entre una persona y el equipo o el gerente. Denominar a esa persona tóxica es algo que no me atrevería en muchas ocasiones, pero claramente existe una relación toxica y eso hace que el personal no disfrute de su trabajo como podría hacerlo con el riesgo de que personas de gran valor para la empresa se planteen el abandonar el trabajo.

Estamos en un momento en el que el trabajo en equipo es una de las habilidades más demandadas entre los seleccionadores como factor esencial en el rendimiento de la plantilla. Un equipo desestructurado no fomenta la competencia, crea desarraigo y falta de motivación lo que se traduce en bajo rendimiento.

conflicteAnalizar si es la persona denominada como tóxica o es la propia organización de la empresa lo que provoca ese ambiente dañino es algo que hay que tener muy en cuenta. Buscar el verdadero origen ¿Quién fue primero el huevo o la gallina?, es decir, ¿Todo iba estupendamente hasta que llego esa persona y a partir de entonces se descontrolo todo el equipo, o por el contrario es el propio ambiente laboral el que ha trasformado a ese trabajador en una persona tóxica? ¿Era así esa persona anteriormente? ¿Se comportaba así en sus anteriores trabajos? ¿Su toxicidad se ha ido incrementando paulatinamente?

Son varios psicólogos los que apuntan que una relación tóxica no depende de la persona, sino del contexto que esta vive.

Ciara Molina, psicóloga y autora de “Emociones expresadas, emociones superadas”,  sentencia que “el tóxico no nace, se hace”. La construcción de nuestra personalidad, unida a experiencias, el ambiente y los factores externos son componentes que podrían crear un entorno propicio a desencadenar un carácter destructivo. Para la psicóloga parece evidente que cualquier persona puede desarrollar una actitud problemática de la misma manera que puede solventarla.

También el psicólogo Juan Cruz opina parecido. “En ocasiones, son las emociones como el miedo o la angustia las que hacen reaccionar al individuo de manera muy negativa. Todos podemos ser “venenosos” en algún momento”. Un ejemplo lo tenemos en las informaciones sobre la actual crisis económica que influyen de manera negativa y elevan la toxicidad del ambiente. Estímulos de este tipo modifican el estado emocional de las personas llegando a provocar muchas situaciones de estrés. Lo normal es que se generen situaciones de miedo, frustración y ansiedad que intoxican a las personas”.

Creo que casi siempre (digo casi siempre) hay un motivo detrás de un comportamiento y aunque no lo justifica (hay situaciones que no podemos evitar pero sí la actitud con la que nos enfrentamos a ellas) nos puede servir para comprender mejor la situación y centrarnos en no buscar tanto culpables como soluciones.

Con motivo o sin él, estas personas, que se denominan tóxicas poseen una habilidad especial para crear conflictos a su alrededor involucrando a diversas personas con el afán de sentir que poseen cierto poder pudiendo adoptar bien el rol de víctima o de victimario.

Una situación que no beneficia a nadie, no beneficia a la empresa, no beneficia al gerente, no beneficia al equipo, no beneficia al tóxico y una situación que cada día, cada semana, cada mes y cada año que pasa es mucho más compleja solucionarla pues desgraciadamente cada vez se complica más.

Esas personas saben (hablo de las personas que han asistido a mis talleres y a las sesiones individuales conmigo), son conscientes de la circunstancia en la que se encuentran con su empresa y de hasta donde han llegado. Tener el valor de identificarse como responsable de esa realidad, o por lo menos parte de ella tiene por mi parte un gran respeto.

Ser consciente es el primer paso, querer cambiar y convertirse en una persona nutritiva el segundo y buscar la equipo de trabajosolución y ayuda dentro o fuera de la empresa es el tercero.

Esas personas hacen sufrir y sufren ellas mismas, han llegado a un situación donde en muchas ocasiones el ambiente está tan contaminado que ambas partes tienen su parte de razón y necesitan una persona externa que les ayude a descontaminarse y comenzar desde cero una relación donde  no se busque tanto culpables sino responsables diferenciando entre el comportamiento y la persona .Que una persona tenga un comportamiento inadecuado no significa que la persona sea inadecuada, que una persona haga una tontería no quiere decir que sea tonto.

En el taller hablamos de ello, la importancia de las personas en la empresa, de la importancia de su actitud, del factor genético, de los hábitos, de ser responsable de nuestros actos, de nuestra vida y de no culpar a nuestro entorno de lo que nos pasa, de nuestras emociones y por supuesto del DISC.

En la sesión individual de Coaching buscamos el compromiso de todos los miembros del equipo. El tóxico debe de querer cambiar y sus compañeros le deben de ayudar en este gran paso, dándole confianza de que le van a dar de nuevo una oportunidad. El tóxico tiene  miedo de que ya sea demasiado tarde y de que sus compañeros estén hartos de él, y así es casi siempre, ya que esa persona se lo ha ganado a pulso. Tiene a todos en su contra, sin embargo…. si quieren que cambien las cosas, si quieren empezar a disfrutar mucho más de su trabajo, si quieren ser más productivos,  TODOS van a tener que poner de su parte. Empezar desde cero, enterrar el hacha de guerra, dar una patada a todo el pasado y darse todo el equipo una nueva oportunidad siendo muy conscientes de que el cambio no va a ser fácil pero que sin duda alguna va a merecer la pena.

No hay dinero que pague la satisfacción que se siente cuando ves que todo el equipo está dispuesto a ello., algo que hemos conseguido en un 99% de los procesos. Es impresionante.

Si vives de cerca una situación  similar te animo a trabajarlo con el Coaching. Aportamos un punto de vista externo sin estar contaminado y ayudamos a que cada uno de los miembros de tu equipo sea consciente de su parte de responsabilidad en dicho conflicto. Una oportunidad para que en tu empresa el equipo sea verdaderamente un equipo y no sea grupo, No buscamos culpables, sino soluciones.

Entonces, ¿Cuándo empezamos?

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